Algo de lo que vi

Otra vez a olvidar

El otoño ha empezado a golpear mi ventana,

Se han empezado a apagar algunas voces, a huir, a esconderse

de las promesas hechas en verano.

Me obligan al silencio.

De aquellas horas guardo poco, lo necesario para escribir sobre sus miedos. 

Lo necesario para hacer de la próxima estación mi duelo.

Sofía

Nueva York, enero 26 de 2015.

Nieva y nieva y yo en la ventana me pregunto con quién pudiera contemplar la caída silente de los copos, a quién pudiera pedirle que lo hiciera conmigo, a quién le gustaría hacerlo aunque fuera solo esta tarde de enero, aunque luego tratara de convencerla de lo contrario de que se quede un día más, una semana, un mes. Aunque no vuelva a nevar, que espere, que aún no se acaba el invierno, que puede que vuelva a suceder. Que puedo sacarle el frío de la sangre, acurrucarla, leerle a Vallejo, a Sabines, cocinarle, enseñarle a mis dioses, besarle los ojos antes de dormir. Bendecirla. Esperar la primavera, las primeras lluvias con su olor a nubes, el aire denso del verano, septiembre con su luz y su brisa serena antes del otoño y sus grises. Y otra vez la nieve callada, para que pueda sacarle el frío de la sangre. Mostrarle que solo hay una estación, que la vida es un día, y después no recuerdas nada de aquello.

En silencio

Comenzó a ahogarla como le ahoga desearle. Ahogarla como a esos nombres que nos prohibimos mencionar para que dejen de existir. Ahogarla como ahoga en silencio su deseo. Ahogarla como se ahoga en su silencio.

Siria. Los besos de la vigilia